m a r c h a n d o

Reglette regime

martes, 10 de febrero de 2009

Sueño de una noche de verano




Es la segunda vez que me sucede.

La primera soñé que comía una trozo de torta típica de cumpleaños, con dulce de leche, cuando mordía el primer trozo me daba cuenta de que en realidad no podía comerla pero ya la tenía en la boca. Desesperada (sí, desesperada, es un sueño, no critiquen) corría a buscar dónde deshacerme del cuerpo del crimen sin provocar muecas de asco a mi paso.

La segunda fue anoche. Soñando estaba en el cumpleaños de una amiga, comiendo papas fritas de paquete sin parar, pote tras pote, hasta que en un instante me fulminaba el recuerdo de que no podía! que estaba a dieta! y lo había olvidado y había arruinado todo y no había forma de revertirlo. Qué hice!! qué hice!! pensaba mientras caía en la cuenta de lo que había pasado. Otra vez mi maldita (des)memoria!! La angustia era tanta que al despertarme no sabía que era realidad y que no. Así suele pasar en los sueños muy vívidos.

Cuentos muy tontos escritos a la luz del día. Cuentos que hablan del miedo que palpita adentro, casi imperceptible. Miedo a perder el control pues nunca he sabido tenerlo a medias. O lo aprieto y no me salgo ni en una hebra de zanahoria rallada o como hasta el brazo del comensal de la derecha, o de la izquierda que me da igual y no hago distinciones por política en esto.
Cuando alcance mi peso, y en el proceso también, debo ir aprendiendo a convivir y a aflojarme. Entretanto lo vivo así. Como puedo nomás. Exorcizando fantasmas en mi inconsciente, con los ojos cerrados y el corazón en un puño.

1 comentario:

Melora dijo...

A mí me ha pasado muchas veces, me obsesiono tanto que luego me angustio, pero todo acaba pasando... ánimo

Mel